Dedicamos un par de días a la capital. La ciudad es un poco más underground que su vecina Auckland. Aprovechamos el coche para realizar una ruta escénica por la costa para visitar el estrecho de Cook lo cual nos dio una bonita panorámica de la zona. Del mismo modo pudimos subir al Mount Victoria para contemplar Wellington desde arriba y tomarnos unas bonitas fotos.
La principal atracción turística es el museo de “Te Papa”, que significa “nuestro hogar”. Allí se puede encontrar más información sobre los maoríes, pero también sobre toda la historia de Nueva Zelanda, que obviamente no es tanta como en el antiguo continente pero es interesante entender todo el proceso de colonización y repoblación.
El puerto alberga el mercado a diario y siempre es bonito pasear por allí y ver a los lugareños comprar alimentos frescos. La zona del puerto es muy activa y siempre se puede observar música en directo, gente abarrotando las terrazas de los bares o simplemente paseando por la zona.
La calle Cuba es un lugar peculiar. Además de ser una zona peatonal que siempre ayuda a las aglomeraciones se encuentran bares y restaurantes donde uno puede entretenerse.