Sucre es la capital de Bolivia y en ella se respira el aire colonial que sus edificaciones desprenden. La ciudad es tranquila y alberga rincones escondidos más que agradables. Entre ellos, el mirador de la Recoleta son sus arcos blancos es un lugar privilegiado y el parque Simón Bolivar nos gustó por su vida, a pesar de que no pudimos reír más al observar el fraude de torres Eiffel de 5 metros que se atesoran en él.

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No pudimos disfrutar en exceso la ciudad debido a un virus que nos tomó por sorpresa tras comer en el mercado central los  menús de euro y medio (Medio sucio). Suerte que en el hostel 7 patas estuvimos viviendo como auténticos reyes.

 

 

Potosí es una ciudad obrera cuyo principal motor económico es la minería con la explotación entre otros del cerro Rico. Allí es indispensable la visita a la cooperativa de mineros y entrar en una mina activa y poder observar con tus propios ojos la dureza del trabajo bajo de tierra. Los mineros alavan al demonio ya que creen que no puede ser Dios quien los mande a tal infierno, ¿da que pensar no?. Si se dispone de tiempo, las aguas termales el ojo del Inca son baratas, bonitas y recomendables. Si sitúan a unos 20 km de Potosí pero el acceso es sencillo.