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Autostop en la ruta 40

La legendaria Ruta 40 es el Road Trip por excelencia de la Argentina. Trata de una carretera cuyo recorrido se extiende desde el Cabo Vírgenes, Santa Cruz hasta el límite con Bolivia en la ciudad de La Quiaca, en Jujuy. Esta ruta turística corre paralela a la Cordillera de los Andes, incluyendo tramos cercanos o a través de varios parques nacionales. Es la más larga del país, atravesándolo de sur a norte, y recorre varias de las regiones turísticas y los atractivos más importantes de su territorio. La ruta recorre 5194 km : comienza en Santa Cruz, atraviesa 21 parques nacionales, 18 importantes ríos, conecta 27 pasos cordilleranos y trepa (en el km 4601) a casi 5000 metros de altura en el Abra del Acay en Salta, convirtiéndola en la ruta más alta de América, y también la más alta del mundo fuera de los Himalayas.

En el sentido en que lo es la Ruta 66 para los Estados Unidos, la ruta 40 se configura de algún modo como un emblema de Argentina.


 

Pues bien, como nos aficionamos a hacer autostop decidimos intentar la intemerata de recorrer el tramo sur desde Neuquén al Calafate. El primer día tuvimos mucha suerte ya que en solo dos levantadas (cuando los coches paran para llevarte un tramo mientras haces autostop se denomina como “levantar”), nos plantamos en el Bolsón. Lo que no sabíamos era que a partir de allí, los pueblos iban a estar cada vez más alejados y que el tráfico iba en decrecimiento. El segundo día nos propusimos llegar a dormir a Río Mayo. Nos subimos a una cantidad no desestimable de carruajes, coches particulares, un repartidor de correo, camiones, etc hasta que llegamos al pueblo justo anterior. Ya eran las 6 de la tarde y decidimos que como el día aún alargaba compraríamos algo de repuesto para comer y beber e íbamos a hacer un último intento durante una hora, si no había suerte buscaríamos un alojamiento por la zona. Nos colocamos al lado de la gasolinera del pueblo dirección sur. No pasó ni un minuto y un chico francés se nos acercó y nos dijo que él había pasado más de 8 horas en el mismo lugar sin ninguna suerte que no valía la pena intentarlo. Por caprichos del destino, mientras el personaje nos aconsejaba se paró un auto delante y se ofreció a llevarnos hasta nuestro destino.


El salvador de la tarde se llamaba Oscar. Era un autónomo que vivía cerca de península Valdés. Se acababa de comprar el auto y le apetecía hacer kilómetros y mira tú por donde que quería visitar el glaciar Perito Moreno. Nuestras caras se iluminaron y con todo el respeto del mundo le indicamos que si no éramos molestia para él, estaríamos encantados de realizar todo el tramo con él, sin problemas en descansar cuando él quisiera, dormir, comer, a su ritmo. El caballeroso pibe aceptó y aquí empieza nuestra historia de 3 días por lo más inhóspito de la Patagonia Argentina.

Como ya hemos indicado la frecuencia de vehículos que circulan por esos lares y nos repetíamos en cada momento lo afortunados que éramos de haber conocido al gran Oscar. El primer contratiempo fue encontrarnos piquetes en la carretera a la altura de Gobernador Gregores. El problema residía en la reciente elección como presidente argentino a Macri, finalizando el reinado de los Krischner y muchas de las políticas populistas sobretodo en el territorio sur del país. Con lo que nos tuvimos que quedar parados 3 horas a la espera que decidieran abrir la barrera improvisada. Lo alucinante es que la policía, plenamente consciente de los hechos simplemente se limitaba a comunicar a los conductores de los hechos por si preferían no adentrarse a la carretera. Una vez resuelto el incidente, Oscar decidió apretar el acelerador para limar un poco el tiempo de llegada al siguiente destino. Incomprensiblemente nos topamos con un tramo de unos 80 km sin pavimentar. ¿Se puede permitir Argentina no asfalta una ruta tan turística como ésta? Bien, el destino se confabuló contra nosotros y después de un pequeño golpe en los bajos del coche con una piedra de dimensiones considerables, rompimos la dirección del coche. Llegar hasta la siguiente localidad fue un auténtico martirio, para encontrar con auténtica estupefacción que Tres Lagos se trataba de nada menos que de 3 calles, no más de 20 casas. Pudimos encontrar un mecánico que a pesar de ser ya negra noche intentó arreglar el auto para poder llegar hasta el Calafate, nuestro destino final. No pudo hacer nada para solucionar pese a ser muy bravo, así que tras dormir y descansar un poco, bien temprano por la mañana empezamos la travesía del desierto a velocidad media de 40 km por hora y sin posibilidad de maniobrar hasta que por fin vimos a lo lejos el cartel que indicaba la llegada al Calafate, lo habíamos logrado.


Solo podemos tener que palabras amables para Oscar, nuestro salvador. El destino no fue justo con su buen corazón. Desde éste blog le mandamos saludos y le deseamos la mejor de las suertes.


Ese mismo día decidimos hacer la ruta de subida en autobús. Según dice Paulo Coehlo en su libro al alquimista, "cuando alguien busca su leyenda personal, todo el universo conspira a su favor". En este caso fue muy cierto, y nosotros conseguimos llegar a buen puerto. A pesar de ello, también hemos aprendido que no podemos depender de la suerte a ciegas y que a veces debemos tomar decisiones racionales.

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De Neuquén al Bolsón: 561 km

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Recorrimos gran parte del camino con dos transportistas que por primera vez tomaban esta ruta alternativa y como nosotros estaban alucinando de los paisajes

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Ruta 40

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Aprovechando para repostar en la única gasolinera en 400km

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Buscando soluciones para evitar el calor; 35º en la ruta 40 en medio de la nada

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OSCAR :) Gracias por todos los kms recorridos junto a ti

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Aprovechando una sombra en el camino para comer

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Experiencia inmejorable recorriendo 2000km haciendo autostop en la Ruta 40 donde conocimos a personas increibles.

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