Al día siguiente nos despedimos de Darren y fuimos a visitar unas cascadas cerca de la zona antes de coger el coche y conducir hasta Townsville, donde llegaríamos al anochecer según lo planificado.

 

Townsville no es una ciudad demasiado turística, aunque es bien bonita. Cuenta con un magnífico mirador donde subimos nada más empezar el día y tiene todo el paseo de la costa con sus playas, sus palmeras, su piscina y ese aire de ciudad siempre veraniega. A esta altura del país siempre es verano, y la temperatura nunca baja de los 25 grados. Townsville será uno de esos sitios que siempre recordaremos del viaje ya que fue el elegido por Albert para pedirle la mano a Mireia tras 8 meses de incansables aventuras. El primer día de prometidos fue genial, disfrutando de la playa y del sol.

 

A continuación fuimos a Mission Beach, donde también hicimos playa y relax. No fuimos capaces ni de hacer la caminata propuesta por la oficina de turismo por miedo a los cocodrilos. Nos teníamos el uno al otro y con eso era suficiente.

 

De camino al Daintree Forest paramos a conocer Port Douglas, una pequeña localidad costera donde hay fácil acceso a la gran barrera de coral. La carretera entre Cairns y Port Douglas es increíblemente bella.

 

Dormimos por los alrededores y al día siguiente nos adentramos a Daintree. Un ferry cruzó nuestra furgoneta a primera hora de la mañana y religiosamente fuimos parando en cada uno de los lugares que nos indicaba el mapa; miradores, caminatas, riachuelos hasta llegar a Cape Tribulation. La naturaleza parece que te vaya a comer en este bosque subtropical. Es interesante saber que es el único lugar del mundo donde hay dos cosas patrimonio de la humanidad juntas. El Daintree rainforest y la Great Barrier Reef.

 

Decidimos dormir en un camping dentro del parque para aprovechar más el día. Desgraciadamente estuvo lloviendo toda la noche y el día siguiente, como ya indicaba el nombre del parque. Sin dejar que este hecho nos aguara la visita nos fuimos a comer helado artesanal que estaba delicioso.

 

Tras volver a cruzar el río nos dirigimos a Mossman George y visitamos un río con cascadas.

 

Finalmente para volver a Cairns lo hicimos por el interior y visitamos de esta forma el Artherton. Fue interesante observar las montañas, los campos de cultivo y la tranquilidad que se respiraba donde el mar no puede llegar. Visitamos las Milla Milla falls y aunque era un lugar precioso no lo supimos valorar como se merecía. Teníamos ganas de llegar a Cairns y disfrutar de la gran barrera de coral.