Llegamos a la meca de la costa este. Habíamos escuchado hablar mucho de Byron, pero definitivamente superó todas nuestras expectativas. El lugar es impresionante. El ambiente hippie-surfero está de moda en todo el mundo, pero en Byron lo llevan en su ADN. El pequeño pueblo de la costa, nunca duerme. Desde los que más madrugan para ver la salida del sol en el faro o practicar deporte matutino, hasta los que se embriagan hasta altas horas de la noche. Todo ello se complementa a la perfección con las buenas olas que se pueden surfear durante todo el año y las hermosas playas de arena blanca. Por si fuera poco todo se reviste de locales preciosos donde venden cualquier tipo de cosa o comida, pero todo hecho con estilo.

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Byron nos enamoró y por ello deicidios dedicarle 5 días, que fueron fugaces, pero la vida del viajero consiste en seguir la ruta. Con cierta nostalgia, siempre recordaremos los desayunos en la playa.

 

La siguiente parada fue Nimbin. Conocido en toda Australia por la semi legalización de la marihuana. Desde nuestro punto de vista, un lugar venido a menos y sin ningún interés más allá de ver cuatro calles llenas de gente que aún vive en los años 60. Visitamos una fábrica de velas que nos encantó, por su proceso artesanal y por la belleza de sus elaboraciones.

 

De camino a Brisbane, capital de Queensland fuimos visitando los pueblos de la costa con nuestra furgo. Entre los puntos a visitar pasamos por Surfer's Paradise. Es el acceso más cercano a buenas olas desde Brisbane. El lugar se ha masificado mucho y en este sentido no tiene tanto encanto como otros pueblos más pequeños, pero claro está siempre depende de lo que te guste. Si buscas que haya muchos comercios y restaurantes de todo tipo, combinado con bares y discotecas, este es el sitio.

 

Finalmente Brisbane resultó ser una ciudad muy agradable. En primer lugar porque tienen un servicio de ferry gratuito que te mueve de punto a punto del río que cruza la ciudad. Nos enamoró el barrio de South Bank. Situado enfrente de los rascacielos, han construido una zona de piscinas artificiales para que la gente pueda refrescarse ante el calor abrumador de la ciudad. A pesar de que pueda parecer una piscina pública, está hecha con mucha clase y elegancia. Además, toda la avenida está llena de bares y restaurantes y un pequeño mercado.

En el centro hay varias calles peatonales donde existe mucha vida. Allí se puede ir de compras con facilidad, encontrar música en directo callejera y observar los edificios más antiguos de la ciudad. Para los amantes de la naturaleza, dentro de la misma ciudad hay buenos parques donde ir a pasear, a hacer deporte o simplemente relajarse. Un poco más a las afueras hay el Mount Coot-tha, donde fuimos a ver al atardecer ya que dispone de vistas magnificas de toda la ciudad.