Esta pequeña localidad no tiene nada del otro mundo, simplemente es el punto para visitar las Catedrales de Mármol que aunque se encuentran en un lugar bien remoto y de difícil acceso cabe considerar que son bellísimas. Son formaciones minerales de carbonato de calcio y son consideradas monumento nacional por el gobierno de Chile. A lo largo de los años, las aguas del lago General Carrera han erosionado los escarpes costeros, creando estas magníficas formaciones, las cuales cuando el lago está bajo se pueden recorrer por dentro con unas pequeñas embarcaciones, como nosotros tuvimos la suerte de poder realizar.

 

Aun reside en nuestras mentes una pequeña preocupación acerca del lugar y es que si el efecto de la erosión ha propiciado la delgadez de las columnas, algún día las formaciones cederán y desaparecerán y es mejor que por aquel entonces ya hayas visitado el mágico lugar.

 

Como en Puerto Rio Tranquilo no había mucho que hacer nos dedicamos a fraguar amistades con una pareja de chilenos y dos israelitas. Dormimos los 6 en un bungalow donde nos divertimos bebiendo buen vino chileno y cocinando platos típicos de nuestros países. A destacar un desayuno de campeones, el Shakshuka (típico de Israel) a base de tomate, pimiento, cebolla y huevos. Delicioso y potente, para nosotros más una comida que un desayuno.

 

La única pega es que tuvimos muchos problemas para lograr salir de ese pequeño pueblo ya que no eran capaces de organizar un sistema de autobuses como dios manda. Llegaban solo 2 buses diarios los cuales venían casi llenos y solo había 2 o 3 asientos vacios para los más suertudos o avispados. Como si en el inframundo nos encontrásemos, la gente como zombis se avalanchaba al autobús con dinero en la mano reclamando un lugar. Finalmente como no nos queríamos rebajar a tal penosa actividad le pagamos a un local para que nos sacara en su coche hasta Coyhaique, la capital de Asién. A grandes males, grandes remedios.