Llegamos a este tranquilo enclave para descubrir los secretos del parque nacional Phon Nha ke Bang. Se ubica entre las 2 zonas de piedra caliza más extensas del mundo. Existen un total de 300 cuevas aunque pocas han sido exploradas. El parque cuenta con la cueva más grande del mundo, pero solo la visitan unos pocos afortunados al año, ya que las expediciones duran cinco días y cuestan la friolera de 3.000 dólares.

 

Nosotros nos contentamos en recorrer el parque con una motocicleta y saborear lentamente el Vietnam rural, ver los arrozales y visitar dos de sus cuevas.

 

Primero fuimos a Paradise Cave, es de las más concurridas pero su belleza lo vale. Nos recordó a otra que habíamos visitado en Nueva Zelanda. La cueva era grande y las estalactitas y estalagmitas se mostraban espléndidas. Los colores de tonalidad rojiza se combinaban para hacer obras de arte naturales. Solo se puede recorrer 1 km de los 31 de la cueva, haciéndola la cueva seca más larga del mundo.

 

Por la tarde fue el turno de la Dark Cave. No es tan impresionante pero sí divertidísima. Primero saltamos en tirolina por encima del río para acercarnos a la entrada de la cueva. Después nadamos un poco y finalmente empezamos a penetrar en la oscuridad. Llevábamos una luz a modo de faro que servía lo justo. Finalmente tras recorrer varios túneles llegamos a una piscina de barro. Allí nos revolcamos, bañamos y algunos incluso sumergieron la cabeza, como el listo de Albert que después no podía ver nada y sufrió la suyo para salir de la trampa.

 

Cuando terminamos la excursión nos quedamos nadando en el río y disfrutando de tan hermoso paraje natural.