Phnom Penh: historia de Cambodia
Llegamos a Phnom Penh después de un largo autobús desde Ho Chi Minh. Cruzamos la frontera bastante rápido, pero al pasar a Camboya no vimos muchas diferencias en el paisaje. Al fin y al cabo, los campos de arroz persistían en nuestras retinas, así como las chabolas de madera, las vacas y bicicletas.
Lo que sí percibimos era el mal estado de algunas carreteras, obras, baches y mucho tráfico a medida que nos acercábamos a la capital.
Bajamos del autobús y los tuktukeros se lanzaron a nosotros para conseguir clientes. No sabíamos ni donde estábamos, ni siquiera disponíamos de moneda local, el riel. Primer contratiempo, el banco no facilitaba rieles solo dólares. Hubo una pequeña confusión inicial hasta que entendimos que su economía estaba dolarizada. El riel solo se usa como fracción del dólar.
Buscamos un alojamiento céntrico y finalmente sucumbimos al insistente conductor para que nos acercara a nuestro destino. Hicimos un pequeño reconocimiento por la zona y cenamos en un restaurante local donde no hablaban ni una palabra en inglés pero los platos estaban marcados en rieles, lo cual era una señal indiscutible que estábamos en el lugar indicado.
El día siguiente lo dedicamos a conocer la historia del país y su oscuro pasado durante la dictadura de los jemeres rojos. No teníamos ni la más remota idea del sufrimiento que ha sufrido este país.
En resumidas cuentas, el líder Pol Pot dio un golpe de estado en 1975. La maniobra fue bien coordinada y el dictador impulsó un comunismo radical donde en nombre de Angkar, el nuevo régimen, todo el mundo debía abandonar las ciudades y dirigirse al campo. Se asesinó a un cuarto de la población, casi a 2.000.000 de personas. El "Angkar", una tenebrosa y cuasi-anónima institución instauró el más espantoso régimen de terror de la historia moderna. Bajo su fanática y sádica opresión tuvo lugar el más metódico y frío genocidio del siglo XX, que sobrepaso la monstruosidad nazi, estalinista o maoísta.
Conocimos esta horrible realidad visitando en primer lugar los “Killing Fields” un campo de exterminio donde se asesinaron miles de personas. La visita fue dura, para nada agradable pero la audio guía nos ayudó a entender por lo que pasaron esas pobres personas. Caminando sobre las pasarelas de madera aún a día de hoy se observa ropa y huesos que afloran del suelo donde aún yacen enterrados cuerpos humanos, donde antaño había las fosas comunes.
Por la tarde con aún el estomago revuelto visitamos Tuol Sleng, la escuela convertida en prisión provisional y donde se llevaron a cabo los interrogatorios, continuas torturas y asesinatos de los presos. A cualquier enemigo de Angkar se lo llevaba allí. Se sitúa en el centro de Phnom Penh, pero recordamos que desalojaron a toda persona de las ciudades, con lo cual, nadie sabía de su existencia durante ese sombrío periodo. Además, cualquiera que entrara en Tuol Sleng, también conocida por prisión S-21, no iba a salir con vida.
La historia de Camboya nos chocó inmensamente. En primer lugar por el desconocimiento, ya que no habíamos oído hablar de este genocidio anteriormente. En segundo lugar, por la cercanía en el tiempo, lo que indica que la mayoría de personas con las que interaccionamos en nuestro día a día han sufrido en sus propias carnes o vía algún familiar el horror de Angkar. Por último, el cómo la comunidad internacional no supo de lo que estaba sucediendo en ese pobre país, tratando a los genocidas como líderes mundiales en las reuniones internacionales.
Creemos firmemente que no se puede entender un país sin conocer su historia, aunque este caso parecía literatura de ciencia ficción, ya que en algún momento parecía estar inmerso en 1984 de George Orwell.
No todo en la capital gira en torno a su pasado, existe un dinamismo constante en los mercados que se suceden uno tras otro entre las calles de la concurrida capital. El mercado central es uno de los más grandes y siempre confuso. Personalmente, nos encantó el mercado ruso donde degustamos el primer de muchos “Cambodian noodles” hechos con salsa de pescado. También disfrutamos como niños en el mercado nocturno situado sobre el río; un buen sitio para ir a cenar.
A quienes les guste bien la historia y/o la arquitectura, tienen una visita obligada al Palacio real. A día de hoy, aún viven los descendientes de la dinastía, motivo por el cual, el recorrido por el interior del recinto es limitado, pero la exuberancia del complejo es suprema. En especial la Pagoda de plata es preciosa y repleta de detalles.
El palacio real, esta compuesto por un complejo de edificios que todavía conserva el esplendor de su época. | A día de hoy la familia real lo sigue usando como su residencia, motivo por el que no podemos acceder a todos los edificios | |
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La mejor comida siempre es la de la calle, disfrutando de unos nuddels camboyanos usando como mesa una nevera | ||
El Memorial Choeung Ek, es un monumento conmemorativo construido para honorar a las víctimas que fueron allí ejecutadas durante el régimen de los jemeres rojos (1975 - 1979). En el interior hay las calaveras y huesos de algunos de los que murieron en ese campo de exterminio. | En la valla que rodea algunas de las fosas de los Killing Fields, donde murieron niños, podemos encontrar miles de pulseras que los visitantes dejan para expresar solidaridad con las muertes del genocidio. | Prisión S-21 o Tud Sleng; un instituto que fue reconvertido por los jemeres rojos en prisión donde fueron interrogados, torturados y asesinadas más de 20000 personas |
Tuk-tuk: el medio de transporte por excelencia en el sudeste asiatico | Uno de los múltiples carritos de comida de la calle | Mercado Ruso |
Cortándose el pelo por 2 euros... | Night Market de PhnomPenh, donde la zona de comer esta compuesta por varias alfombras en el suelo donde los comensales degustan sus cenas con sus familiares y amigos |