Montevideo la capital uruguaya, fue una parada técnica pero ya que tenemos tiempo le dimos una oportunidad. Para ser una capital es muy tranquila, como casi todo Uruguay. La gente anda por la calle a veces sin rumbo ni prisa, eso sí, todos con su mate incluso los altos ejecutivos con su traje y corbata.
Paseamos por el centro en búsqueda del mercado del puerto, y la verdad es que no defraudó el sitio es bellísimo y solo llegar allí te entra el apetito viendo carnes y verduras asándose al fuego. Nosotros decidimos tomarnos el clásico medio y medio. Se trata de una bebida típica a base de vino blanco y champán. Precisamente fuimos al puesto del mercado más famoso, el Roldós y nuestro paladar lo agradeció.
Tras la visita seguimos caminando las poco ajetreadas calles de Montevideo, los edificios del casco antiguo son históricos, parece que el tiempo se ha detenido, que la velocidad que lleva el mundo no es para Uruguay, solamente falta ver el video famoso de su expresidente Jose Mujica. Entre sus callejuelas descubrimos la librería Linardi y Risso, una verdadera joya a la vista, donde Eduardo Galeano se formó como intelectual allí en los años 60.
Caminamos todo el paseo marítimo, lo que fue un agradable paseo pero no nos cautivó como otros lugares de este mundo. Eso sí, comimos buena carne con un asado digno de restaurante en nuestro hostel.
La Puerta de la Ciudadela que aún continúa en pie (1742) de la antigua Montevideo fortificada Ubicada en la Plaza Independencia marca el inicio de la calle peatonal Sarandí, que conduce al centro de la Ciudad Vieja. | ||
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Uno de los múltiples mercadillos que encontramos en la ciudad con antigüedades y artículos de lo más variopinto | ||
El mercado es una excelente opción para comer en la capital | Paseando por la costanera |