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Melbourne en tres días

Llegamos a Melbourne en un tren nocturno desde Sydney (la opción más económica para llegar hasta dicha ciudad). Dispuestos a descubrir en los próximos días una ciudad mucho más underground, multicultural y bohémica.

 

Nada más llegar nos dirigimos al Nomads, el hostal más barato de la ciudad y a pesar de no poder hacer el check in, nos recibieron con unos pancakes que nos alegraron la mañana. Estábamos echos polvo del viaje en tren así que nos relajamos un rato y nos hicimos un par de cafés para despertarnos.

 

Salimos a la calle y lo primero que hicimos fue coger un ferrocarril gratuito que da la vuelta a todo el centro. Es estupendo para el turista que tengan transporte público gratuito. Nos bajamos en la Plaza Federation, donde hay la oficina de turismo y tras conseguir nuestro preciado mapa de la ciudad nos fuimos a recorrer las calles colindantes. Fuimos a "Hosier Lane", un callejón muy famoso por sus graffitis, y nos quedamos maravillados ante tantos colores. Incluso estuvimos presentes mientras un chico utilizaba el spray. Después nos volvimos a subir a nuestro trenecito y hicimos el recorrido que nos quedaba hasta el final para después dar la vuelta entera.

Una vez habíamos recorrido un poco Melbourne sin cansarnos demasiado, empezamos a sentirnos con más energía para empezar a andar por sus calles y callejones. La ciudad tiene mucho rollo, pequeños locales de comida, calles estrechas y mucho street art. ¿Pero donde están los bares? Melbourne invento los llamados rooftop bar y la ciudad está plagada de increíbles bares en las azoteas de los edificios, una magnifica idea para aprovechar los espacios, a parte de conseguir espléndidas vistas para los transeúntes.

Nos fuimos a comer a la zona del mercado (Queen Victoria Market), un poco más alejado del centro para comprobar que a diferencia de Sudamérica, los mercados en Australia son de los sitios más chic, donde se puede encontrar comida orgánica o comida gourmet, todo a precio de oro. Nos decantamos por probar cuantas más free sample nos dieron y por nuestros queridísimos sushi rolls a 2 dolares.

 

Por la tarde nos fuimos a dar una vueltecilla por el parque King's Domain y por el lado del rio Yarra donde hay unas vistas preciosas del skyline.

 

A la mañana siguiente nos pasaban a recoger a las 7 de la mañana para ir a visitar durante todo el día la “Great Ocean Road”. Las primeras dos horas aprovechamos para dormir, no porqué el paisaje fuera feo, sino porqué sin saber la razón el run run de los vehículos nos da sueño, y más cuando nos despertamos tan temprano. Paramos en una playa donde durante el verano los surfistas invaden, pero llegado el otoño solo los más valientes resisten. Desayunamos allí, lo que nos termino de despertar. Nuestro conductor-guía, nos explicó que la "Great Ocean Road" fue un proyecto de un estadounidense que se le ocurrió que Australia necesitaba una carretera costera como la que existía en California, y aunque parezca mentira habiendo recorrido las dos, podemos asegurar que el parecido es grande.

 

Las vistas eran impecables, el mar de Tasmania a un lado con sus acantilados y en el otro montañas repletas de arboles con alguna que otra casa de ensueño. Paramos en un café con un buen sentido del marketing, se llamaba “Koala's Point” y efectivamente disponía de estos perezosos marsupiales en los arboles que lo rodeaban. Quedamos extasiados al verlos. Eran unas pequeñas bolas en el cima de los eucaliptos y no se movían. Los koalas duermen alrededor de 20 horas al día y el motivo no es otro que la energía que reciben de comer eucaliptos es muy poca, pero no hay ningún otro animal que les quite la comida, ninguna especie tuvo esta brillante idea. En fin, son adorables, parecen un osito de peluche, no solo por su pelo sino por su inactividad. También lo pasamos en grande dando de comer a unos loros de colores bien divertidos y atrevidos.

 

Seguimos recorriendo la ruta parando en algunos puntos interesantes a lo largo de la carretera pero todo el mundo esperaba el plato fuerte, conocido como los 12 Apóstoles. Se denomina así a 12 rocas que sobresalen del mar en forma de peñisculos creando una estampa preciosa.

 

A pesar de que nos llovió durante parte del recorrido, tuvimos la magnífica suerte como si por arte de magia se tratara, que al llegar al tan ansiado punto el sol incurriera en el cielo para permitirnos disfrutar de la localización.

 

Por último fuimos a visitar el punto donde un barco se hundió y donde cuenta la historia se refugiaron sus dos únicos supervivientes, un chico y una chica. Como historia romántica estuvo bien y el sitio seguía siendo muy bonito.

 

Llegamos a Melbourne al anochecer y tras cenar nos fuimos a dormir.

 

Nuestro último día en Melbourne lo dedicamos a ir a Brighton Beach, una de las playas de la ciudad un poco en las afueras. El barrio está lleno de casas de lujo pero fuimos para visitar unas casitas de colores que hay en la playa y que molan mucho. El punto es de por sí bastante emblemático y a pesar de ser un lunes por la mañana no fuimos los únicos con la misma idea. Las casitas son privadas y la gente las usa para cambiarse y como trastero. Buscando información después descubrimos que valen la friolera de 260.000 dólares australianos. De vuelta nos fuimos al barrio de St. Kilda, donde caminamos un poco y observamos el tipo de locales de la zona. Se respiraba un aire moderno y sus precios lo respaldaban. Allí también hay un luna park como en Sydney, no nos terminamos de acostumbrar que tengan estos tipos de parques de atracciones dentro de la ciudad.

 

Por la noche cogimos un tren de vuelta a Sydney que aún fue peor que el anterior. El ferrocarril no es lo mejor que tiene Australia.

 

Nos hubiera gustado dedicarle más tiempo a Melbourne pero a veces las decisiones se toman previamente a la visita como en este caso. Fue una genial visita fugaz.

Melbourne

Urban painting

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Transporte público gratuito por el centro de Melbourne

Hosier Lane

Hosier Lane

ACDC Lane

ACDC Lane

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Lugares de lo más peculiares.

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Bares y restaurantes en estrechas callejuelas...Buen ambiente asegurado!

Melbourne
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Empezando el día desayunando en la playa en la "Great Ocean Road"

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Excursión por uno de los bosques de la zona

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Dando de comer a los loros

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Atardecer en los 12 apóstoles en Great Ocean Road

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Brighton beach y sus millonarias casitas.

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Luna park en Melbourne inspirado en los años 30

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St. Kilda

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