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Llegamos a Chachapoyas en búsqueda de Kuélap, unas antiguas ruinas pre-inkas. La ciudad en sí se sitúa en medio de las montañas, siendo la tercera localización de la ciudad debido precisamente a la complejidad de su ubicación. Kuélap se levanta en la cima de una montaña sagrada y tras varias horas de autobús y una caminata no despreciable puedes acceder a la fortificación traspasando los altos muros construidos a base de piedras. Como se descubrió hace relativamente poco, ya no se ha llegado a reconstruir ninguna parte de la ciudadela, con lo que se ve más devastado que sus homólogos. Pese a ello, guarda cierta magia al pensar la historia que atesora el lugar.

 

También aprovechamos para visitar Gocta, una catarata de 771 metros de altitud. Llegar hasta el corazón de la misma nos supuso una caminata de 10 km por el medio de la montaña, pero valió más que la pena. Ver la inmensidad de la naturaleza no tiene precio. La caída del agua era tan fuerte que te mojabas si intentabas acercarte.

 

Los chachapoyas, habitantes ancestrales de la zona fueron una sociedad que fue absorbida por los inkas en su proceso de expansión por el continente. Tienen su propia cultura y lengua y es bueno conocer esta parte del Perú para desmitificar, en parte, al imperio inka a pesar de sus grandes bondades, como cualquier sociedad poderosa tuvo que lidiar con otras para engrandar su imperio

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Kuelap

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Comunidad Chachapoyas

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Camino a Gocta

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Camino a las cataratas de Gocta

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Catarata

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Happiness

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