La ciudad blanca, conocida por el sillar, una piedra volcánica utilizada para sus construcciones. La plaza de armas, con una catedral fastuosa que te hace perder el sentido del tiempo, el convenio de Santa Catalina, las casonas, el empedrado de sus calles. La verdad es que el Cercado de Arequipa es sencillamente espectacular.

 

La gastronomía arequipeña ha servido para no echar de menos nuestra querida dieta mediterránea. Fuimos a una picantería, restaurante típico, “La Capitana” donde pudimos degustar un americano, que consta de 4 platos típicos del lugar. Altamente recomendable.

 

El plato fuerte de la zona es el cañón del Colca. Es más profundo que el cañón del Colorado en EEUU. Además, allí vuelan los cóndores, la ave más grande del mundo, puede llegar a los 3 metros y su imponente vuelo se observa claramente desde el mirador de la Cruz del Cóndor durante el amanecer.

 

Sangalle, conocido como el oasis del Colca es un pequeño pueblo que brota a las orillas del río Colca y que destaca dentro del árido paisaje del cañón. Dormir abajo y observar las estrellas es simplemente la recompensa necesaria a la dura caminata de 8 horas hasta el corazón del cañón.

 

Cabanaconde preside el cañón desde arriba y tras 4 horas de una subida interminable con más de 1 km de desnivel. Sin fuerzas y con mucha hambre compramos felizmente el pasaje de vuelta a Arequipa con los deberes hechos; hemos vencido al Colca.