El Bolsón es un lugar mágico ubicado en la región patagónica en medio de un paisaje de montañas, bosques, ríos y lagos, donde se respira un aire de relax y tranquilidad.

 

El primer día coincidimos con el 90 aniversario del pueblo, así que disfrutamos de las fiestas tradicionales con motivo de este y las ferias artesanales del lugar, además de pasear y recorrer el lugar.

 

Al día siguiente decidimos alquilar unas bicicletas e ir a conocer el Lago Puelo a unos 18km del Bolsón por una carretera rodeada de montañas, el lago esta resguardado por el cerro Currumahuida. Este lugar fue habitado en principio por los mapuches, cultura que le otorgó dicho nombrre que significa “agua del este”. La zona invita a relajarse y disfrutar del paisaje y así lo hicimos, la vuelta en bicicleta fue algo más dura, primero por el fuerte sol que ardía en nuestras espaldas y segundo porque nuestro poco hábito en la práctica de este deporte hizo que las agujetas empezaran a aparecer.

 

Decidimos dedicar el tercer día a recorrer el Cerro Pilquitrón, la base del cerro se encuentra a 13km del centro de El Bolsón trayecto que hicimos en autostop y una amable familia nos llevo hasta allí, donde empezamos el ascenso de unos 40 minutos, con ellos pasamos el resto de nuestro día. Desde la base de este cerro se aprecia una maravillosa vista panorámica de los valles de El Bolsón, el Lago Puelo y El Hoyo. Disfrutamos del increíble “Bosque Tallado” una iniciativa de un grupo de artistas locales que tras el devastador incendio del año 82 sintieron la necesidad de no dejar morir el lugar y organizaron encuentros de talla de madera en el lugar para revivir el espíritu de la tierra, sin lugar a dudas una oda al arte que te deja sin palabras. Por la tarde nos relajamos en el lago Epuyen, un lago de origen glaciar donde junto con nuestros nuevos amigos tomamos mate, charlamos e hicimos una excursión en kayac hasta que el sol se puso.

 

El último día lo dedicamos a nosotros, relax, paseos y aprovechando el buen tiempo disfrutamos de un buen helado en Jauja, una conocida heladeria artesanal de la zona patagónica, sin lugar a dudas los argentinos son los mejores helados que jamás probamos.